Representado por: El León. Esplendor, Fuerza, Coraje, Vigor.
Símbolo: el círculo y la línea curva que cae surgiere: la cabeza y la melena del león. ♌
Elemento: Fuego. Vitalidad, valor
Cualidad: Fijo. Firmeza, fuertes principios
Polaridad: Positiva/Masculina, cordial, afectuoso
Planeta regente: El Sol
Analogía con la Casa: 5
Frase clave: “Yo Quiero/Yo Puedo”
Región corporal: el corazón
Color: dorado
Metal: el oro
Período: 23 de julio al 22 de agosto
¿Qué dirá una persona Leo al encarnar esta energía como base de su carácter? Veamos: “Reconozco mi llama distintiva, me ilumino para diferenciarme del grupo al que pertenezco. Ofrezco mi mejor imagen, espero el mejor reflejo de ella. En ese reflejo brillante, soy. Destello luz, ilumino mi entorno. Soy el centro de mí mismo. Me distingo, me veo, me identifico, plasmo mi ser en mi gran obra: yo.”
Retomando la fase canceriana del Zodíaco, esos elementos (individuos, células, partículas, etc.) que no se dispersan y se ven obligados a interactuar constantemente, entran en una indiferenciación relativa y necesaria (Cáncer), porque es la que permitirá una nueva unidad: Leo. Entonces, cabe preguntarse como con los Signos anteriores: ¿cuál es el objetivo de Leo? El objetivo de Leo será el del expresar ese centro nacido en la fase anterior, re-conociéndose en la imagen que proyecta al mostrarse a los elementos que la generaron e identificándose con su respuesta; diferenciarse de la matriz de identidad. Es esta diferencia estable y generadora la que suscita vivencia de creación, porque se trata realmente de que algo nuevo está sucediendo, aunque implicado desde el origen. Más que creatividad, entonces, Leo es vivencia de creación, en el sentido humano: apropiarnos de la sensación de creación. Un interior que se exterioriza.
El fuego fijo nos permite focalizar nuestro ser en una identidad, acentuar nuestras características personales para reconocernos como seres distintos y únicos. Es una identidad naciente, que aún necesita ser alimentada por la aprobación ajena, dependemos de esta aprobación para aceptarnos, creamos nuestro sello distintivo en cada acto. Creamos para mostrar nuestra luz única.
Cáncer es uno de los Signos más importantes para nosotros, los humanos. Nuestra sociedad moderna fue en algún momento una aldea: ahora se ha agrandado la escala, pero sigue siendo una aldea. En este contexto, Leo es idealmente el individuo que se destaca por sobre el grupo, que busca su camino. Al ser un signo de Fuego, su ser, su individualidad, todavía se encuentra en formación –de manera análoga como le sucede a Aries–, pero en al ser Fija su modalidad, su personalidad se encuentra establecida. O, al menos, procura que así sea… Esto genera que los nativos de Leo, estén constantemente buscando su centro, confirmando su valor, buscando la aprobación… Es que necesitan saber que son, porque todavía no han encontrado una conexión entre el adentro (“su” centro) y el afuera, que los aplaude o los deja de lado.