Representado por: dos peces unidos por un cordel. Uno nada río abajo y el otro río arriba. De ese modo puede nadar Piscis, hacia abajo dejándose llevar por la corriente del vicio y la auto inmolación, o remontar la corriente asiéndose de la Fe y por medio del auto sacrificio desembocar en la Luz del Amor universal
Símbolo: dos líneas curvas en direcciones opuestas y una que las cruza. Da la idea de dos peces nadando en distintas direcciones mostrando la dualidad de la naturaleza de Piscis y la tendencia opuesta del hombre ♓
Elemento: Agua. Psíquico, profundo
Cualidad: Mutable. Tolerante, creativo, soñador
Polaridad: Negativo/Femenino. Apocado, indeciso, paciente
Planeta regente: Neptuno
Analogía con la Casa: 12
Frase clave: “Yo creo”
Región corporal: los pies
Color: verde mar
Metal: el estaño y platino
Período: 21 de febrero al 20 de marzo
¿Qué sentiría una persona al encarnar este arquetipo? Escuchemos: “Me disuelvo en la totalidad. Abandono las formas adquiridas hasta ahora, ya no las necesito. Soy parte del Todo y todo es mi forma. Pierdo mi límite personal y puedo absorber cada partícula del universo. Siento lo que el universo siente. Desaparezco ante la inmensidad. Me entrego al mundo para deshacerme y ser compasión. Las almas se mezclan sin tiempo ni espacio. Soy todas las almas.”
¿Cuál será el objetivo de Piscis? El objetivo del doceavo signo será el de disolverse para dar cuenta del Todo –mayor que cualquier parte– del cual surgirá el nuevo ser. Por ello, desechar todo lo realizado hasta aquí para abrir paso a lo que todavía no es. Deja fluir al espíritu para que se entregue soltando las amarras a las posesiones, a las formas, a la identidad, a la individualidad. La indiferenciación sacrifica la personalidad para otorgar la vivencia del Todo. En suma, dar cuenta de esa totalidad, no ser uno (porque Todo es).
El doceavo signo: la disolución, el retorno a la Fuente, el océano primigenio… El Agua-Mutable deja fluir al espíritu para que se entregue soltando las amarras a las posesiones, a las formas, a la identidad, a la individualidad. Este es el momento de desapegarse del mundo terrestre para ingresar en el mar de las almas. La indiferenciación sacrifica la personalidad para otorgar la vivencia del Todo. Amor y dolor se funden sin límites, se sienten al compás de cada ser del universo.
Piscis es el útero materno en el que vivimos durante nueve meses antes de nacer (como la visualización de Aries, en la que el carnero sale del océano). Es la experiencia de indiferenciación, es decir, la fusión total: no existe un ser definido, no existe conciencia. Es la experiencia del Todo.